Si bien ya hemos tratado en Notas anteriores el tema del agarre o “kumite” en como en las tituladas “La Importancia del Kumite” o “La Enseñanza del Kumite” y también, hemos incluido el tema en diversas Notas, en esta oportunidad, volvemos a tratar el tema con el fin de compartir algunos aspectos que no hemos tratado con la suficiente profundidad en las anteriores.

Asimismo, en una Nota reciente titulada “Capacidad para Leer y Gestionar Combates” recordábamos que la Federación Británica de Judo incluye “Dominar en Kumikata” entre los 5 puntos de las llamadas “Características técnicas clave del Judo de Rendimiento” en su Modelo “Qué se necesita para ganar” junto a “Lanzar para Ippon”, “Ganar en Newaza”, “Gestionar el Combate” y “Luchar sin Miedo”. Y, en otra titulada “Modelo Hajime – Matte”, sobre el modelo incluido en el “Marco Escocés para el Desarrollo del Judoka” recordábamos las siguientes definiciones relacionados con “kumikata” que el modelo lo incluye como una de las 6 fases clave del combate y con “dominar en kumikata” como una de las 3 consignas clave del modelo.

Kumikata: El agarre es el primer punto de contacto con el oponente, por lo que es esencial que los atletas tengan una estructura de agarre clara para ganar el control del combate con su agarre dominante, manejen varios estilos de agarre, incluidas las estrategias de agarre del mismo lado y del lado opuesto, y métodos para romper el agarre de un oponente para recuperar el control de su oponente.

Dominar en Kumikata: Es fundamental que el atleta tenga la capacidad física para dominar constantemente cualquier disputa por el agarre contra cualquier postura y estilo de oponente. Esto le permite controlar el combate y aplicar su técnica de Judo con eficacia. Los entrenadores deben centrarse en desarrollar la fuerza, la estructura y la postura de agarre, las habilidades de la disputa por el agarre y la conciencia táctica en situaciones de agarre.

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Kosei Inoue

 

Trabajo fundamental de piernas, caderas y tronco en la “disputa por el agarre”

            En el Judo Japonés, se considera que es más importante el trabajo de las piernas, las caderas y el tronco en la “disputa por el agarre” por encima de la fuerza de los brazos, llegándose a afirmar que “la disputa por el agarre se gana con las piernas”. El trabajo de piernas, caderas y tronco resulta fundamental en la disputa por el agarre (tanto para lograr un agarre dominante y mantenerlo, como para revertir un agarre dominante del oponente) para transmitir la fuerza desde la parte inferior del cuerpo, mantener la postura con el tronco y desequilibrar al oponente, desplazando su centro de gravedad.

A continuación, se detalla, sucesivamente la secuencia, postura básica → trabajo de las piernas → trabajo de las caderas → trabajo del tronco (cintura y espalda).

  • Postura básica (kamae)
  • Rodillas levemente flexionadas y cadera baja: Si las rodillas están estiradas se depende de la fuerza de los brazos y se pierde el equilibrio cuando lo empujan. Al flexionar las rodillas y bajar la cadera, se crea una base lista para moverse en cualquier dirección.
  • Centro de gravedad hacia la base del dedo gordo: Si el peso está en los talones, al ser atraído, el cuerpo se eleva con facilidad. Se debe apoyar toda la planta del pie, con una ligera inclinación hacia adelante.
  • Posición de la cabeza: Mentón ligeramente recogido y columna recta. Si la cabeza se adelanta demasiado, el oponente puede desequilibrarlo arrastrándolo hacia adelante.
  • Trabajo de las piernas

En el Judo Japonés, se suele afirmar que la disputa por el agarre “se gana con las piernas y no con los brazos”, porque la ubicación del tren inferior decide el resultado.

  • Traslado del peso:

Pasos pequeños y rápidos: los pasos grandes generan aberturas. Se debe mantener las rodillas flexibles y avanzar a ritmo corto.

Entrada en semicírculo: evitar colocarse justo enfrente, entrar en diagonal mientras se busca la manga o la solapa.

  • Punto de apoyo y tirón:

Cuando el oponente intenta agarrar la manga, se debe retraer levemente el pie de apoyo para crear un ángulo y estirar su brazo, dificultando el agarre.

Mantener el contacto del pie con el piso e “impulsar con las rodillas” para transmitir la fuerza hacia los brazos.

  • Trabajo de las caderas (articulación de la cadera)
  • Rotación de la cadera para crear ángulos: Girar la cadera para quedar fuera de la línea del oponente y mover el cuerpo hacia el lado más favorable (por ejemplo, el lado del tsuri-te del oponente).
  • Flexibilidad de las caderas: Si la cadera está rígida, se tiende a depender solo de los brazos. Se debe abrir y cerrar la articulación para poder girar libremente.
  • Inclinación de la pelvis: Con demasiada inclinación hacia adelante, se facilita que lo atraigan y con demasiada inclinación hacia atrás, que lo empujen. Por ello, se debe mantener la pelvis en posición neutral, “ligeramente erguida”.
    • Trabajo del tronco (cintura y espalda)
  • Mantener el eje: El tronco es el “conducto de la fuerza”. La fuerza que sube desde los pies y las caderas debe transmitirse hacia los brazos a través del tronco, sin perder la verticalidad.
  • Movilidad de las escápulas: No se debe traccionar solamente con los brazos, sino mover las escápulas para dar mayor recorrido al brazo que atrae o empuja.
  • Presión abdominal: Activar la zona abdominal estabiliza la postura cuando el oponente atrae y mejora la capacidad de respuesta.

Así, la disputa por el agarre es esencialmente una “lucha invisible del tren inferior” donde resulta fundamental ganar la posición con las piernas, crear ángulos con la cadera y trasmitir la fuerza desde el piso, a través del tronco para lograr un agarre estable, sin depender de la fuerza de los brazos.

 

“Kumite-arasoi” o “disputa por el agarre”

Esta primera fase del combate, o más precisamente, de cada segmento del combate después de un “hajime” después de un “mate”, es el denominado “kumite-arasoi” (組手争い) o “disputa por el agarre” donde ambos contendientes tratan de ganar el control del combate con un agarre dominante. Esto consiste en anticiparse al oponente para lograr unl agarre dominante o romper el agarre del oponente y asegurar uno más fuerte para facilitar la ejecución de una técnica.

Como se verá más adelante con mayor detalle, la “disputa por el agarre” no se trata solamente de imponer un agarre con la fuerza de los brazos, sino que el trabajo de las piernas y las caderas, así como del tronco (core) cumple un rol fundamental para ubicarse correctamente (distancia) y mantener el equilibrio (postura) para que el agarre resulte efectivo. El trabajo de las piernas no sólo es fundamental para lograr un agarre dominante, sino también, para mantenerlo, o bien, para revertir un agarre dominante del oponente.

Asimismo, se debe tener en cuenta que la forma de agarre está estrechamente ligada con la estrategia general del combate y la táctica para cada segmento, la táctica para la “disputa por el agarre” debe variar según la táctica elegida para cada segmento o situación del combate. Por lo tanto, uno debe tener varias opciones de agarres, para su aplicación según el oponente (alto, bajo, zurdo, diestro, etc.) y la situación en el combate (agresivo, conservador, etc.).

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Shohei Ono

 

Entre las situaciones más comunes, podríamos citar “el inicio del combate”, el inicio de un segmento “cuando se tiene una ventaja”, “cuando se encuentra en desventaja”, “cuando se busca un contraataque” o “cuando se busca el desgaste del oponente alargando el combate”.

Inicio del combate

La disputa por el agarre al inicio de un combate depende, en gran medida, del estilo de cada uno y la táctica elegida de acuerdo con el oponente. Así, por ejemplo, algunos prefieren tomarse los primeros segmentos para estudiar al oponente, sin asumir riesgos atacando desde el inicio especialmente ante un oponente de mayor o igual nivel o atacar desde el inicio para terminar rápido el combate ante un oponente al que considere de menor nivel.

Cuando se tiene una ventaja

            Cuando se tiene una ventaja en la puntuación, si bien también depende de la carga de penalizaciones que tenga y el tiempo restante de combate, generalmente, se trata de llevar el combate con seguridad, sin asumir demasiados riesgos y esperar o inducir el error del oponente.

            Para ello, lo ideal es no avanzar en exceso y mantenerse ligeramente en retirada o a la espera para provocar el ataque del oponente y aprovechar su avance para buscar el contraataque, sin forzar intentos propios de ataques. En este caso la forma de agarre elegida debe ser el de defensa o espera, dando prioridad al equilibrio y la defensa y a la gestión del tiempo.

Cuando se encuentra en desventaja

            Cuando se encuentra en desventaja, especialmente con poco tiempo restante de combate, uno está obligado a atacar activamente para recuperar los puntos perdidos. Para ello, se debe tomar la iniciativa en el agarre, presionar hacia adelante para acorralar al oponente y moverse y agarrar con decisión para crear oportunidades de proyección.

            Lógicamente, el agarre elegido debe ser un agarre ofensivo y debe mantener la presión con movimientos rápidos de piernas y si queda muy poco tiempo, está obligado a asumir más riesgos.

Cuando se busca un contraataque

            Cuando el combate se encuentra equilibrado y en ritmo de espera, uno puede optar en puntuar aprovechando los movimientos o errores del oponente. En este caso, se recomienda atacar en el momento en que el adversario inicia su técnica, usando el peso corporal y los brazos para desequilibrar al oponente. Para esto resulta clave poder leer los hábitos del oponente, detectar los pequeños cambios de presión en los agarres y esperar el instante preciso para atacar.

Cuando busca el desgaste del oponente alargando el combate

            En un combate muy parejo, cuando se busca el desgaste del oponente alargando el combate (especialmente, frente a un oponente que baja su rendimiento a medida que pasa el tiempo), se debe tratar de conservar su propia energía y esperar el error del oponente. Para ello, se debe evitar aquellos movimientos innecesarios (adelante/atrás) con una disputa por el agarre eficiente y esperar el error o la impaciencia del adversario para puntuar, moviendo discretamente los brazos o las caderas del oponente para preparar una oportunidad. Resulta clave el control del equilibrio con movimientos pequeños y priorizar el control del agarre más que el ataque, con un importante el juego psicológico para no perder la paciencia y hacer que el oponente la pierda.

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Takanori Nagase (der.)

 

Recuperación de la desventaja en el agarre

            Cuando, en la disputa por el agarre, uno es anticipado por el oponente o pierde el control y se encuentra en desventaja con el agarre, bajo el dominio del oponente, resulta indispensable recuperar el control, combinando táctica, uso del cuerpo y timing, sin tratar de resolver la situación solamente con la fuerza de los brazos. Los pasos recomendados para recuperar el domino del agarre son las siguientes:

  1. Control de la postura y el centro de gravedad
  • Mantener el centro de gravedad bajo y su estabilidad, aunque el oponente tire.
  • Mantener el equilibrio con las rodillas y las caderas, desviando la fuerza en sentido contrario del oponente.
  • Evitar resistir solo con el tren superior del cuerpo.

Clave: “desviar” la fuerza del oponente en lugar de resistir en sentido contrario.

  1. Manejo de los brazos y cambio del agarre
    • Variar los puntos de agarre en muñeca, manga o solapa.
    • Si el oponente atrae con fuerza, aprovechar su impulso para rotar o girar la muñeca.
    • Cambiar los agarres hacia posiciones ventajosas.

Ejemplos: (1) Agarrar más profundo la manga y tirar hacia adentro y (2) Agarrar la zona más alta de la solapa para debilitar el tirón del oponente.

  1. Trabajo de piernas y ajuste de la distancia
  • Moverse con pasos cortos en todas las direcciones para dispersar la fuerza del oponente.
  • Avanzar en sentido opuesto a la presión del oponente.
  • Variar el momento de avance para abrir una oportunidad al contraataque.

Clave: los pies crean los “espacios” para recuperar el agarre.

  1. Giro del cuerpo y manejo de las caderas
    • Girar la cadera para cambiar el ángulo frente a la presión del oponente.
    • Aprovechar ese ángulo para desviar su fuerza y provocar el desequilibrio.
      Recomendación: resistir con el tronco y las caderas, no solo con los brazos.
  2. Elegir el momento
    • Atacar en el momento justo cuando el oponente empuja en exceso o afloja su fuerza.
    • En ese instante, cambiar el agarre o cortar con la cadera.

Punto clave: no es una “lucha de fuerza”, sino una “lucha de tiempos”.

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Aaron Wolf (izq.)

 

Trabajo fundamental de piernas, caderas y tronco en la “disputa por el agarre”

            En el Judo Japonés, se considera que es más importante el trabajo de las piernas, las caderas y el tronco en la “disputa por el agarre” por encima de la fuerza de los brazos, llegándose a afirmar que “la disputa por el agarre se gana con las piernas”. El trabajo de piernas, caderas y tronco resulta fundamental en la disputa por el agarre (tanto para lograr un agarre dominante y mantenerlo, como para revertir un agarre dominante del oponente) para transmitir la fuerza desde la parte inferior del cuerpo, mantener la postura con el tronco y desequilibrar al oponente, desplazando su centro de gravedad.

A continuación, se detalla, sucesivamente la secuencia, postura básica → trabajo de las piernas → trabajo de las caderas → trabajo del tronco (cintura y espalda).

    • 1- Postura básica (kamae)
  • Rodillas levemente flexionadas y cadera baja: Si las rodillas están estiradas se depende de la fuerza de los brazos y se pierde el equilibrio cuando lo empujan. Al flexionar las rodillas y bajar la cadera, se crea una base lista para moverse en cualquier dirección.
  • Centro de gravedad hacia la base del dedo gordo: Si el peso está en los talones, al ser atraído, el cuerpo se eleva con facilidad. Se debe apoyar toda la planta del pie, con una ligera inclinación hacia adelante.
  • Posición de la cabeza: Mentón ligeramente recogido y columna recta. Si la cabeza se adelanta demasiado, el oponente puede desequilibrarlo arrastrándolo hacia adelante.
    • 2- Trabajo de las piernas

En el Judo Japonés, se suele afirmar que la disputa por el agarre “se gana con las piernas y no con los brazos”, porque la ubicación del tren inferior decide el resultado.

  • Traslado del peso:

Pasos pequeños y rápidos: los pasos grandes generan aberturas. Se debe mantener las rodillas flexibles y avanzar a ritmo corto.

Entrada en semicírculo: evitar colocarse justo enfrente, entrar en diagonal mientras se busca la manga o la solapa.

  • Punto de apoyo y tirón:

Cuando el oponente intenta agarrar la manga, se debe retraer levemente el pie de apoyo para crear un ángulo y estirar su brazo, dificultando el agarre.

Mantener el contacto del pie con el piso e “impulsar con las rodillas” para transmitir la fuerza hacia los brazos.

    • 3- Trabajo de las caderas (articulación de la cadera)
  • Rotación de la cadera para crear ángulos: Girar la cadera para quedar fuera de la línea del oponente y mover el cuerpo hacia el lado más favorable (por ejemplo, el lado del tsuri-te del oponente).
  • Flexibilidad de las caderas: Si la cadera está rígida, se tiende a depender solo de los brazos. Se debe abrir y cerrar la articulación para poder girar libremente.
  • Inclinación de la pelvis: Con demasiada inclinación hacia adelante, se facilita que lo atraigan y con demasiada inclinación hacia atrás, que lo empujen. Por ello, se debe mantener la pelvis en posición neutral, “ligeramente erguida”.
    • 4- Trabajo del tronco (cintura y espalda)
  • Mantener el eje: El tronco es el “conducto de la fuerza”. La fuerza que sube desde los pies y las caderas debe transmitirse hacia los brazos a través del tronco, sin perder la verticalidad.
  • Movilidad de las escápulas: No se debe traccionar solamente con los brazos, sino mover las escápulas para dar mayor recorrido al brazo que atrae o empuja.
  • Presión abdominal: Activar la zona abdominal estabiliza la postura cuando el oponente atrae y mejora la capacidad de respuesta.

 

Así, la disputa por el agarre es esencialmente una “lucha invisible del tren inferior” donde resulta fundamental ganar la posición con las piernas, crear ángulos con la cadera y trasmitir la fuerza desde el piso, a través del tronco para lograr un agarre estable, sin depender de la fuerza de los brazos.

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Uta Abe (izq.) y Hifumi Abe (der.)

 

Trabajo de los hombros, codos y muñecas en la disputa por el agarre

Si el trabajo fundamental en la disputa por el agarre lo hacen las piernas, las caderas y el tronco, se podría afirmar que los hombros, los codos y las muñecas realizan el no menos importante ajuste fino en el agarre.

    • 1- Trabajo de los hombros:
  • Transmite la fuerza de la parte superior del cuerpo.
  • Desvía o absorbe los empujes y tirones del oponente.
  • Crea ángulos favorables para aplicar las técnicas.

Para ello, se debe mover los hombros con flexibilidad hacia adelante/atrás y hacia arriba/abajo. Cuando el oponente empuja, se debe bajar los hombros para disipar y desviar la fuerza y cuando el oponente atrae, se debe adelantar los hombros para anular su efecto. Si se tensan los hombros en exceso, no se puede absorber la fuerza y se pierde el agarre.

    • 2- Trabajo de los codos
  • Ajusta la posición y la presión de los brazos.
  • Saca el agarre del oponente de la línea del centro.
  • Crea ángulos para ejecutar las técnicas.

Para ello, se debe mantener los codos levemente flexionados, con elasticidad. No se debe estirarlos por completo y así, recibir la fuerza del oponente en forma suave. Al ser atraído o empujado por el oponente, se debe variar el ángulo del codo para cambiar la dirección de la fuerza.

Un codo rígido transmite la fuerza directamente al oponente.

    • 3- Trabajo de las muñecas
  • Controla la manga o la solapa del oponente.
  • Crea el momento oportuno para aplicar una técnica.
  • Desestabiliza al oponente con ajustes sutiles de presión.

Para ello, se debe mantener las muñecas relajadas para aprovechar la fuerza del oponente, girar, torcer o atraer la muñeca del oponente para recuperar el agarre y ajustar la presión con la muñeca para transmitirla al codo y al hombro.

    • 4- Trabajo coordinado de hombro–codo–muñeca

Al empujar o atraer al oponente;

  • La Muñeca ajusta la dirección
  • El Codo crea el ángulo
  • El Hombro transmite o desvía la fuerza

Así, la fuerza fluye en el orden muñecacodohombro y no de arriba hacia abajo. Cuando se está perdiendo el dominio del agarre, se debe absorber y desviar la fuerza siguiendo esta secuencia.

 

            De esta forma, hemos reflexionado sobre la importancia de la “disputa por el agarre” al inicio de cada segmento de un combate y su estrecha relación con la táctica elegida, haciendo que la ventaja obtenida en los agarres sea determinante en el resultado de los combates. Y también, hemos revelado el rol fundamental del trabajo de las piernas, las caderas y el tronco en la disputa por el agarre, frente a la creencia generalizada de que el agarre se resuelve solamente con la fuerza de los miembros superiores.

            Finalmente, cabe destacar que un tronco fuerte es el que permite mantener la postura para anular parte de la presión ejercida por el oponente con su agarre y al mismo tiempo, trasmitir, a través del mismo, la fuerza de las piernas al tren superior para mantener un agarre dominante e iniciar un ataque efectivo.

 

Juan Carlos Yamamoto sensei 7mo DAN

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