Juan Carlos Yamamoto

 

Continuando con la obra Bushido: The Soul of Japan” (Bushido: el alma del Japón) de Inazo NITOBE, nos referiremos a las 7 principales virtudes del Bushido presentadas por el autor con un orden de prioridad y conforman la parte sustancial de su obra que, a su vez, inspiraron los valores del “Código Moral del Judo”.

De todos modos, esta cantidad es netamente arbitraria impuesta por NITOBE quien menciona otras virtudes que, según su criterio, son de menor importancia respecto a los 7 principales. Entre las virtudes de menor importancia se encuentra, por ejemplo, el “autocontrol” que está incluido entre los valores del Código Moral del Judo.

Asimismo, la lectura de la obra de NITOBE que fue escrita con el fin de explicar a los occidentales la forma de pensar y actuar de los japoneses, nos permite también entender mejor distintos aspectos del Budo o las artes marciales japonesas en general y del Judo en particular.

El “Bushido: The Soul of Japan”

El “Bushido: The Soul of Japan”

El “Bushido: The Soul of Japan”   Nitobe (izq.) y su obra (centro) y su índice (der.)

Las Siete Virtudes

            Las 7 virtudes del Bushido presentadas por NITOBE fueron (1) Rectitud o Justicia (gi), (2) Respeto o Cortesía (rei), (3) Coraje (yu), (4) Honor (meiyo), (5) Benevolencia (jin), (6) Sinceridad (makoto) y (7) Lealtad (chugi), mientras que los 8 valores del Código Moral del Judo son (1) Amistad (yujo), (2) Autocontrol (jisei), (3) Cortesía (reigi), (4) Coraje (yuki), (5) Honor (meiyo), (6) Modestia (kenkyo), (7) Respeto (sonkei) y (8) Sinceridad (makoto).

            NITOBE presenta las 7 virtudes como factores fundamentales para el Bushido, ubicando dentro de los cuales a la “rectitud o justicia” (gi) como la virtud más importante. La “rectitud” era el “camino correcto” para un bushi que, para lo cual, está dispuesto a dar su vida y cita la frase de un conocido bushi “rectitud es la facultad de decidir cierta línea de conducta, de acuerdo con la razón, sin titubear; morir cuando es justo y matar cuando se debe matar”.

Al tratar sobre la “rectitud o justicia”, se refiere también al concepto de “giri”, traducido literalmente como “recta razón” y que considera como una obligación para llevar la rectitud a la práctica o el “principio de la rectitud”. Aunque reconoce que su concepto se había degradado para convertirse en una obligación netamente formal, puro y simple en lugar de su sentido original que significaba deber, hacia los padres, los superiores, los inferiores y a la sociedad en general.

La fortaleza necesaria para poner en práctica esta “rectitud” era el “coraje” (yu). Y, al contar con esta fortaleza, la virtud que se manifestaba en la consideración y la amabilidad frente a los más débiles y los subordinados era la “benevolencia” (jin). El verdadero coraje se convierte en una virtud superior con la “benevolencia”.

Para NITOBE, la valentía para el bushi tenía, al mismo tiempo, un componente dinámico de valentía audaz y un componente estático de calma permanente de quien cuenta con el verdadero coraje, llamando amplitud de mente (“yoyu”) lo que caracteriza a quien conserva el dominio absoluto de sí mismo en presencia inmediata del peligro o de la misma muerte.

            La “benevolencia” se convirtió en una condición indispensable para el samurái cuya función original era el de defender al feudo, incluyendo a los campesinos, comerciantes y artesanos en el campo de batalla, para que pudiera mantenerse en la cúspide del sistema social de castas aún en tiempo de paz durante el Shogunato de Tokugawa, cuando sus funciones tuvieron que cambiar y debía ganarse el respeto de la gente de otro modo. Así, la “benevolencia” se convirtió en la máxima virtud de quien gobierna. Al respecto, indica: “Benevolencia es cuando el valor alcanza su mayor altura. Sentimiento de compasión, amor, magnanimidad, simpatía, afecto hacia los demás, cuestiones que siempre fueron consideradas como virtudes supremas, los más altos atributos del alma humana”. Para la educación en benevolencia tuvo un rol fundamental el confucianismo, a través de la lectura de las escrituras de Confucio y Mencio.

En este contexto, la “cortesía” (rei) era la virtud que se debía contar en forma natural. La “cortesía” hacía que se enaltezcan las virtudes morales de las personas y se manifieste su refinamiento. La “cortesía” es algo que ha caracterizado a los japoneses que aún hoy les llama la atención a los visitantes extranjeros. Al respecto, NITOBE indica que “la cortesía es una virtud pobre, cuando sólo lo motiva el miedo a ofender el buen gusto, debiendo ser la manifestación externa de una consideración simpática hacia los sentimientos de los demás”. Por lo tanto, la cortesía no debía ser algo netamente formal y mucho menos sin espíritu, sino que debía ser la manifestación de la consideración hacia los demás que, en su máxima expresión, se transforma en “amor”, con la presencia de la “benevolencia”. La finalidad de toda forma de cortesía debía ser el de forjar la mente, que permita mantener la calma ante cualquier tipo de provocación.

Al tratar sobre la cortesía, menciona que la manera ideal de hacer las cosas “es siempre la más económica, ya a la vez, más graciosa”, citando a Herbert SPENCER que había afirmado que definió la gracia como la manera más económica del movimiento. A propósito, se refiere a la ceremonia del té o chanoyu como “es más que una ceremonia: es un arte bella; es poema, con gestos articulados en vez de ritmo: es un modus operandi de la disciplina del alma”.

            La virtud que atravesaba las virtudes anteriores era la “sinceridad” (makoto). El bushi pensaba en sus conductas y sus acciones teniendo siempre en cuenta la “sinceridad”. Tal es así que indica “sin la sinceridad, la cortesía es una farsa”. Así como cuando la cortesía superaba cierto grado era considerada falsa, se podía considerar a la “sinceridad” para el bushi como su línea de vida. Para el bushi que tenía el estatus social más alto que los campesinos y comerciantes, se le requería un mayor peso a acorde a su estatus tanto para sus actos como para su lenguaje y la “sinceridad” era la garantía de ello. Por ello, la palabra del bushi equivalía al contrato escrito del comerciante.

El “Bushido: The Soul of Japan”

El “Bushido: The Soul of Japan”

            Para NITOBE, el “honor” (meiyo) era la flor del bushi. El bushi no temía a la muerte por defender el honor. La “vergüenza” era lo opuesto al “honor”. El “honor” era el factor necesario para sustentar el coraje y la aversión a la vergüenza, siendo esta aversión a la vergüenza y el deseo por el honor lo que vencía el temor a la muerte. Para el bushi, el honor y la vergüenza eran las dos caras de una misma moneda y el honor (el nombre o la reputación) no sólo tenía que ver con la vergüenza frente a los ojos de la gente (a diferencia de los ojos de Dios, de acuerdo a las religiones en otras culturas), sino también, frente a su propio orgullo por su linaje familiar (sus antepasados). Esto hacía que el bushi no podía incurrir en conductas que manchen a sus antepasados y la reputación de su familia, aunque no esté a la vista de los demás. Para el bushi, por mucho tiempo, el honor pesaba mucho más que su propia vida, por lo que llegaba a pagar su deshonor o vergüenza con el suicidio ritual (seppuku o harakiri). En el campo de batalla, el bushi temía más a la vergüenza o el deshonor que la propia muerte, o sea, era más importante “cómo combatía” que el resultado en sí. Así, si la derrota era honrosa, prefería caer derrotado que vencer a toda costa.

Una virtud importante (no incluida entre las 7 principales) para evitar cualquier reacción excesiva frente al honor era la paciencia que, junto a la tolerancia, cumplía una función importante para compensar el exceso en nombre del honor.

            Por su parte, la “lealtad” era el principio fundamental de la conducta del bushi. Para el bushi al servicio de un soberano, la “lealtad” hacia éste era su deber primario y se encontraba por encima de sí mismo y de su propia familia. NITOBE destaca a la “lealtad” como la virtud distintiva del Bushido que lo diferencia de otros sistemas éticos. Bajo el feudalismo japonés, la “lealtad” no era hacia la nación, sino hacia el soberano y esta lealtad era absoluta. Es por ello que la “piedad filial” considerado como una de las virtudes en el confucianismo no está incluido dentro de las virtudes principales del Bushido. Este grado de lealtad durante el período feudal obligaba también al soberano contar con las cualidades morales y humanas de acorde a dicha lealtad dispensada por sus súbditos o subordinados. De todos modos, el soberano era el símbolo de lo público, llámese dominio, clan o nación que trascendía la persona individual del soberano por lo que la obediencia ciega del samurái no era hacia el soberano en persona, sino que ofrendaba su vida para defender a la comunidad o el bien común representado por el soberano.

El “Bushido: The Soul of Japan”

El “Bushido: The Soul of Japan”

 

Educación y entrenamiento del samurái

Cuando NITOBE se refiere a la educación y entrenamiento del samurái, indica que, para el samurái, se anteponía la formación del carácter a la formación intelectual, o sea, la sabiduría al conocimiento. Nos recuerda que “el samurái era esencialmente un hombre de acción” por lo que la ciencia era una herramienta para la formación moral y humana y no debía ser un objetivo en sí mismo. Según el autor, el trípode que sustentaba el armazón del Bushido estaba conformado por “chi” (sabiduría), “jin” (benevolencia) y “yu” (coraje).

Para el Bushido, el conocimiento alcanzaba su verdadero valor, sólo una vez que haya quedado asimilado en su mente. El carácter se forjaba, a través de un riguroso entrenamiento físico, a través de la práctica de las artes marciales. Así, si bien la lectura de Confucio y Mencio formaban una parte importante en la formación de los hijos de los samuráis, pero lo importante era que la educación moral adquirida como conocimiento a través de estos autores se vea reflejada en la conducta de la vida diaria, para lo cual era fundamental, en la formación del samurái, la práctica de las distintas disciplinas de artes marciales y la caligrafía. Es aquí, donde NITOBE hace una particular mención sobre el Ju-jutsu junto a la caligrafía.

La enseñanza de las matemáticas y la economía estaba considerado menos valiosa y se dejó en manos de funcionarios de menor rango. La educación moral exigía imperiosamente la erradicación del amor al dinero. Incluso en su dimensión más espiritual, las matemáticas quedaron relegadas, como la metafísica o la teología, al rango de disciplinas abstractas, inútiles para la acción y la toma de decisiones.

A propósito del dinero, el maestro a quien correspondía enseñar a los jóvenes, se debía mil veces más que a cualquier otra cosa, más que a la erudición o a la sutileza de espíritu, a ser irreprochable en carácter, rectitud y dignidad. La formación moral y la educación espiritual tenían un valor inmaterial e incalculable; por lo tanto, hubiera sido impensable y deshonroso querer monetizarlos. El maestro vivía de ofrendas y donaciones espontáneas, pero debía rechazar cualquier pago en sentido estricto.

Autocontrol

El hecho que el bushi considerara como virtudes la austeridad y la paciencia, estaría relacionado con que el control de los sentimientos haya sido considerado una cualidad varonil. Se consideraba apropiado que un bushi no expresara en sus gestos ni en sus acciones cualquier dolor o disgusto. Esto se había convertido en un hábito adquirido en forma natural, a través del proceso de entrenamiento mental del bushi y lo mismo debía suceder también ante la alegría y las emociones. De todos modos, debido a que los sentimientos tienen el efecto de ir elevándose a medida que se los va reprimiendo, el hecho que una persona no demuestre sus sentimientos no significa que se trate de una persona carente o pobre de sentimientos. Al contrario, la aparente falta de emociones de los japoneses producto de la represión de los sentimientos hace que, en el fondo, sea una persona por demás emotiva. Asimismo, el hecho de haber venido prestando atención en reprimir las emociones, ha hecho que se tendiera a valorar más a una persona callada frente a una persona elocuente o habladora (cosa relacionada también por el hecho que el bushi era considerado una persona eminentemente de acción).

El “Bushido: The Soul of Japan”

El “Bushido: The Soul of Japan”

 

“Yamato Damashii”

Las Siete Virtudes representativas del Bushido junto a las enseñanzas del confucianismo, el sintoísmo y el budismo que moldearon el espíritu del Bushido influyeron, a lo largo del tiempo, a todos los miembros de la sociedad japonesa, trascendiendo los límites de la casta de los samuráis. Así, se fue condensando como una virtud de todos los japoneses, dando lugar a un concepto de valor denominado “Yamato Damashii” (Espíritu de Yamato o Espíritu de Japón) compartido por todos los japoneses.

NITOBE observa que el Bushido fue la fuerza impulsora de la creación del nuevo estado y de su gobierno a partir de la Restauración Meiji. Los principios morales del Bushido influyeron no solamente en el desarrollo de la nueva legislación y sus fundamentos éticos para la creación de un estado moderno, sino también, detrás del rápido proceso de modernización, se encontraba el sentido de “honor” de la población frente a la humillación de ser considerado como un país inferior o atrasado para los ojos occidentales. Además, todos los políticos que conformaron el nuevo gobierno y apoyaron las negociaciones diplomáticas y comerciales con los países europeos y los Estados Unidos tenían su origen samurái. O sea, para NITOBE, existía una base cultural sustentada en el orgullo u honor común en todos los japoneses que hizo posible la modernización y la occidentalización, sin que ello se haya transformado en una simple copia de un modelo extranjero.

El “Bushido: The Soul of Japan”

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Kendo (arriba) y Chanoyu (abajo)

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